Con el lema Bueno para quien lo produce. Bueno para quien lo consume. Bueno para cambiar el mundo el próximo sábado 10 de mayo Madrid celebrará el Día Mundial del Comercio Justo cuyo protagonista, en esta ocasión, será el cacao.
Este alimento sirve como ejemplo de los abusos e injusticias que se producen en el proceso de elaboración de muchos artículos de consumo cotidiano, y que consolidan la pobreza y la desigualdad globales. Actualmente, algo más del 1% del cacao que se produce en el mundo es de Comercio Justo, un porcentaje pequeño pero que va en aumento.
En nuestra localidad, celebraremos este día con talleres y teatro para el público infantil durante la mañana, y por la tarde tendremos la batucada de Coco Malangao, concierto de percusión senegalesa, danzas asiáticas y concierto de swing y jazz. Este evento ha sido organizado conjuntamente por Ayuda en Acción, COPADE, IDEAS, Oxfam Intermón, PROYDE, Setem y Taller de Solidaridad y han contado con la financiación del Ayuntamiento de Madrid.
Las ventas de chocolate a nivel mundial generan más de 100.000 millones de dólares al año. Sin embargo, estas cifras multimillonarias no repercuten en quienes cultivan el cacao. En Costa de Marfil, principal productor mundial, los y las agricultores de cacao necesitarían cobrar 10 veces más por su cosecha para salir del umbral de la pobreza extrema. Por otro lado, se calcula que en África occidental unos 1,8 millones de niños y niñas participan en la cosecha del cacao. De ellos, 284.000 se consideran trabajadores, según la Organización Internacional del Trabajo. Más de 12.000 trabajan en condiciones de esclavitud, sometidos a abusos y tráfico de menores
Pese a que África produce el 73% del cacao mundial, solo consume el 3% del chocolate. La mitad de la producción de este alimento es saboreada en Europa. En España cada persona consume una media de 3,6 kilos de chocolate al año.
En la red de Comercio Justo, se venden unas 40.000 toneladas de granos de cacao anualmente. Una producción cultivada por trabajadores que han recibido un salario digno, el mismo ellos y ellas por la misma tarea, en los que no ha habido explotación infantil y que ha sido respetuosa con el medio ambiente.