¿Arte o artesanía? La alfarería es una tradición de la comunidad Lenca, originaria de Honduras, en la que las mujeres son las protagonistas. Las alfareras, llamadas popularmente loceras, tardan días en crear cada una de estas obras de arte.
COPADE colabora con la cooperativa Alfarería Rubí para la creación y exportación de estas piezas de cerámic lenca. Con ocasión del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, queremos celebrar el trabajo de estas mujeres y compartir la historia que se esconde detrás de cada pieza.
El arte de la Alfarería Lenca ha llegado a las manos de Miriam Elisabeth Mejía a través de decenas de generaciones de mujeres. Estas artesanías, piezas de arcilla con diseños tradicionales en blanco y negro, y color, se remontan a la época precolombina. En una aldea de Santa Rita de Copán (Honduras), Miriam Elisabeth y otras 23 mujeres luchan en su cooperativa por conservar esta tradición Lenca.
La comunidad Lenca, que a lo largo de los años ha visto su lengua extinguirse y su cultura debilitarse, ha conseguido revivir a través de la alfarería, un arte en el que las protagonistas son las mujeres.
Miriam Elisabeth trabaja en Alfarería Magu, una cooperativa de mujeres que fabrican estas piezas de cerámica para su exportación. La exportación ha conseguido, en España y en otros países europeos, el reconocimiento que el arte Lenca no había conseguido hasta ahora, al mismo tiempo que ayuda a Miriam Elisabeth a criar a sus tres hijos, todavía en edad escolar.
No es un trabajo sencillo. El proceso de elaboración de esta Alfarería es largo y laborioso, con varias etapas de tratamiento de la arcilla, secado y moldeado. Desde el momento de la extracción de la arcilla, esta se divide entre barro blanco y negro (realmente arcillas de un tono de gris más claro u oscuro), que en muchos casos después son pintadas con una gran variedad de colores.
La arcilla se deja secar al sol y posteriormente se tritura, en un proceso llamado machuca. Luego se deja en remojo durante días para dar plasticidad al barro. Mientras la arcilla se mantiene en remojo, se procede a la extracción de la arena, que también será secada al sol y molida hasta convertirla en polvo.
La arena se tamiza antes de añadirla a la arcilla. La locera, descalza, amasa la mezcla con el pie derecho. Para comprobar que la mezcla está en su punto, la locera la probará con la lengua, buscando una textura rasposa. Una vez conseguido el punto óptimo, se le da a la masa una forma cilíndrica y se deja reposar unos días, tras los cuales, la arcilla ya está lista para elaborar platos y jarrones.
Los comales (platos utilizados para hacer tortillas de maíz) se hacen cortando tajadas de la arcilla para darles forma sobre un canasto. Los jarrones requieren un trabajo en tres fases. Primero, la locera da forma a la parte inferior del jarrón, hasta la altura en que la pieza alcance su máximo diámetro, y la deja reposar unas horas. Luego, la artesana procede a dar forma a la parte superior del jarrón, hasta llegar a la base del cuello. Tras unas horas de reposo, la locera añade el cuello. Finalmente, la pieza se alisa con la ayuda de una piedra y un olote (una mazorca de maíz desgranada). Antes de la quema, las piezas se pintan con diseños sencillos, geométricos o vegetales.
La última fase del proceso es la quema, que se hace en hornos de barro.
COPADE vende piezas de cerámica provenientes de la cooperativa Alfarería Rubí, en Honduras, y contribuye al desarrollo de 24 mujeres y sus comunidades. Podéis encontrar las piezas de cerámica en nuestra tienda (C/Cardenal Silíceo 22, Madrid) o nuestra tienda online.
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jajajajajajajaja que bonito