COPADE, junto con sus socios FACTOR CO2 y AEIM –Asociación Española del Comercio e Industria de la Madera-, presentaron en la Asamblea de la Fundación las primeras conclusiones de la Fase 2 del proyecto que estudia el impacto del cambio climático en las maderas tropicales y en el sector maderero español, financiado por la Fundación Biodiversidad, y cuyo objetivo es integrar la adaptación al cambio climático y la huella social en las estrategias de las empresas españolas del sector del comercio e industria de la madera.
Entre otras materias, el estudio aborda la importancia ambiental de los bosques, las principales causas de la deforestación, el ritmo de desaparición de la superficie forestal y las áreas de crecimiento de la foresta en el mundo. Una encuesta realizada por COPADE y FACTOR CO2 sobre los efectos del cambio climático en países tropicales desvela que el 50 por ciento de los encuestados observa que el cambio climático está afectando a los bosques tropicales y, por tanto, a las exportaciones de madera. Como consecuencia, esta realidad afecta al precio y disponibilidad de la madera y produce plagas y un encarecimiento de la extracción de la madera. COPADE, FACTOR CO2 y AEIM recomiendan diversificar las especies a explotar y comerciar y llevar a cabo estudios técnicos sobre nuevas especies.
El cambio climático impacta sobre las empresas del sector maderero. Sequía y vendavales son las principales adversidades climatológicas. Las empresas tienen una oportunidad en la adaptación proactiva a esta nueva realidad.
En el marco del proyecto se ha creado una herramienta de cálculo de la huella social y de impacto del cambio climático en la empresa transformadora de la madera. “La industria transformadora de madera puede adaptarse al cambio climático”, señala Angy Akke, consultora de FACTOR C02. Según el estudio llevado a cabo junto a COPADE y AEIM, las variaciones en las condiciones climáticas repercuten en las empresas, pero es posible adaptarse a la realidad, minimizar ese impacto, mantener la actividad e incluso aprovechar las oportunidades que nos brinda el nuevo escenario.
Lluvias torrenciales, olas de calor, olas de frío, sequías y vendavales, entre otras adversidades climatológicas, afectan directa o indirectamente a la explotación y procesado de la madera. “A pesar de su vulnerabilidad, el sector es capaz de adaptarse a esta adversidad –concluye Angy Akke-. Sequía y vendavales son sus principales enemigos. En menor medida, las olas de calor y lluvias torrenciales. Esto puede devenir en oportunidad si se lleva a cabo una adaptación proactiva”.
En la segunda fase del proyecto también se han planteado unas directrices diseñadas con el propósito de incrementar la resiliencia del sector a corto plazo. En función de la localización geográfica, las directrices serán más o menos necesarias, dependiendo de la probabilidad y consecuencias que tengan los eventos climáticos en el lugar.
Las principales directrices para la adaptación al cambio climático del sector se centran en prevenir los daños físicos y económicos generados por vendavales y lluvias torrenciales, compensar el sobregasto de energía para refrigerar las naves durante olas de calor o cortes eléctricos durante lluvias torrenciales, prevenir los cortes eléctricos debidos a lluvias torrenciales y la interrupción consiguiente de la actividad, prevenir interrupciones del servicio de abastecimiento de agua en periodos de ola de calor y sequía, prevenir los efectos negativos en la salud y en la maquinaría de posibles olas de calor y finalmente, evitar una mala adaptación a las olas de calor previniendo las emisiones a la atmósfera de los gases refrigerantes con alto potencial de calentamiento global.