Una esperanzadora noticia para quienes creemos en la necesidad de preservar el medio ambiente. El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, el más popular de la historia en este país, ha sido relevado en su cargo por su compañera de partido Julia Gillard (por cierto, la primera mujer al frente del Gobierno) ante la pérdida de apoyo entre la sociedad australiana. ¿El motivo? Uno de los principales, no defender con más fuerza la ley sobre el comercio de gases que causan el efecto invernadero.
Y eso que la implicación de Rudd contra el cambio climático durante su gobierno ha sido muy superior a la media de la del resto de mandatarios mundiales. ¿Os imagináis cuántos de éstos caerían si en en los demás países la opinión pública estuviera tan concienciada ante este problema como la australiana?
Este caso tiene que servir como ejemplo para demostrar a los escépticos que desde el convencimiento y la suma de voluntades es posible construir cada día un mundo un poquito más sostenible y justo.