Los emprendimientos liderados por mujeres están cambiando la realidad social y económica de los países en desarrollo, apostando por la sostenibilidad social y ambiental
Jacqueline es la gerente comercial de `La huerta de Ina’, una microempresa agroecológica ubicada en Santo Domingo de los Tsáchilas, un municipio al noreste de Ecuador. Dedicada a la elaboración de conservas gourmet y cultivos agroecológicos en su pequeña finca de siete hectáreas, procesan frutas tropicales gourmet. También elaboran condimentos naturales como la vainilla, cúrcuma, jengibre o cardamomo.
La microempresa familiar que Jacqueline lidera junto a su marido, empezó a funcionar hace más de una década teniendo siempre en cuenta la agroecología, el medio ambiente y la sostenibilidad. “Con este proyecto queremos demostrar a los campesinos que una finca pequeña puede ser sostenible y rentable en el tiempo siempre y cuando tenga una diversificación de cultivos. Aquí, los campesinos, sobre todo en la zona de la costa, cultivan un solo producto. Al pasar el tiempo todo el mundo cultiva lo mismo y hay una sobreoferta de este tipo de cultivos. Luego cae el precio y esto genera pérdidas. Obviamente al campesino le toca aceptar la bajada de precios porque de eso vive. Por eso, queremos que más campesinos vean que cultivar diversificado es rentable y mejor”, cuenta Jacqueline. La gran diversidad de cultivos que producen es un elemento clave para la sostenibilidad ambiental y para una producción más limpia, preservando el equilibrio ambiental.
Su empresa familiar forma parte de la corporación de productores biológicos de Ecuador (PROBIO) que aboga por que más agricultores sigan cultivando de manera orgánica y de una forma justa. “Es muy importante que las personas consuman un producto sano, sabroso y sin pesticidas. Nosotros queremos contribuir a ello. Es una responsabilidad de los campesinos, pero también es muy importante que el consumidor lo conozca y lo valore”, afirma la agricultora
La huerta de Ina cuenta ya con seis trabajadores, aunque ha creado una red con otros campesinos que también cultivan agroecológico por lo que muchas familias se benefician de este proyecto. Por ejemplo, compran el mortiño, conocido en España como frutas del bosque, a mujeres campesinas que van al páramo a recolectar estas frutas y como explica Jacqueline, siempre se les paga el precio justo por el producto.
“Las mujeres campesinas somos el eje principal, las que estamos ahí en la tierra. Demostramos cada día que podemos ser gerentes y podemos llevar un negocio. Las mujeres no solo estamos para cuidar de los hijos también pensamos, tenemos criterio, podemos también llevar una empresa”, dice orgullosa Jacqueline mirando a su hija Ina.
Su idea es crecer y poder exportar en un futuro. “Para nosotros sería un éxito poder exportar nuestros productos a España. Aquí aún hay gente que no está con la cultura de consumir productos sanos nide lo agroecológico como se hace en otros países. Todos tenemos que aprender a valorar a los agricultores, aquí y allí.” Su objetivo es crear un grupo de productores para poder exportar. Queremos que la gente en Europa sepa que aquí en Ecuador hay cosas de mucha calidad. Nosotros también manejamos principios, calidad y ética, y queremos que esto se conozca.”
*Este artículo ha sido posible gracias a las entrevistas realizadas por la Fundación COPADE en el marco de su proyecto de educación para el desarrollo ‘Mujer, pobreza y desarrollo sostenible: conoce y actúa’ cofinanciado por el Ayuntamiento de Madrid.
El objetivo del proyecto es dar a conocer de una forma más amplia la situación en la que viven los 1.300 millones de personas en vías de desarrollo, y de una forma más específica a las mujeres de este colectivo. La mujer desempeña una función determinante en la seguridad alimentaria, la diversidad alimentaria y la salud infantil en el hogar, pero sin embargo, sus derechos han venido siendo vulnerados de forma sistemática. Con este proyecto queremos intentar aportar nuestro granito de arena para cambiar esta situación y abrir una vía más dinámica y efectiva que ayude a una mayor inclusión de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Queremos mostrar como el Comercio Justo es una contribución tangible a la erradicación de la pobreza.